Los robots no pueden dirigir las operaciones de las fábricas.
La creencia generalizada de que los ordenadores permiten prescindir de los conocimientos prácticos y de la capacidad de discernimiento humanos no responde a la realidad. Seguimos aún sugestionados por la visión de la tecnología del siglo diecinueve, como una actividad conjunta de mecánicos e ingenieros que crean máquinas y sistemas de máquinas que funcionan como si se rigieran por leyes naturales inmutables.