José Rose contradice la opinión según la cual las dificultades de inserción de los jóvenes serían debidas a su propia condición, y de este modo estarían "en la naturaleza de las cosas". Más aún, señala que los jóvenes que entran el mercado de trabajo "no han sido más numerosos" en los años 70, en particular por el hecho de la retención del sistema educativo. Igualmente establece la conveniencia de relativizar la explicación corriente que considera la "inadaptación de su formación inicial" como el factor determinante de los empleos con frecuencia poco cualificados e inestables que generalmente ocupan.