Este estudio monográfico, publicado por la OIT en 1983, se centra específicamente en las consecuencias que tuvo el cambio tecnológico en la oficina para las mujeres. Argumenta como la tecnología que eliminaba empleos no suprimía trabajos y que las mujeres que realizaban tareas de oficina debían por consiguiente aumentar su formación, sus conocimientos técnicos y organizativos y mejorar sus cualificaciones, logrando de este modo mayor satisfacción en el empleo.