Los empleadores se han enfrentado a un complejo reto: como lograr la rentabilidad, el crecimiento y la supervivencia de sus empresas, producir los bienes y servicios que demandan sus clientes y proporcionar empleo y condiciones de trabajo satisfactorias a sus trabajadores y, al mismo tiempo, no dañar el medio ambiente físico mediante la contaminación y el despilfarro de los limitados recursos.