En sus conclusiones, el autor aboga por extender las políticas de empleo activas ante la eventualidad de las reestructuraciones empresariales o de ámbito regional. La desregulación de la protección frente al despido o un retorno al "laissez-faire" en las políticas del mercado de trabajo, por otra parte, reducirían el campo de maniobra de la política de empleo, aumentarían el paro de larga duración, alimentarían la oposición al cambio dentro de las empresas, y frenarían, por todo ello, la marcha del cambio estructural.